No voy en tren, voy en avión...

Nosotros éramos una chiquilinada ruidosa y ellos fueron nuestro apoyo y los que nos trajeron muchas veces a la cordura. Quiero dejar aquí un recuerdo para los "uniformados" que nos acompañaron en el Encuentro: Centu y Eduardo (sacerdotes), y especialmente PEDRO, que en ese entonces era seminarista y de quien trata la anécdota.
Edu se había ido a Maipú a ver a la Virgen y a un amigo cura que tenía allí. La mañana de la misa Centu y Pedro nos dejaron en nuestro sector del club hípico y se fueron a celebrar la misa. Pero al terminar debían regresar rápido porque teníamos que regresar lo más pronto posible a la Argentina por un evento que se hacía por el Jubileo.
Terminó la misa, llegó Centu y preguntó por Pedro... no estaba... no había vuelto... lo esperamos, dejamos colgada la super bandera que decía "Mi Buenos Aires querido" y que tapaba todo un cartel de publicidad para que nos ubicara, pero no llegaba... finalmente nos fuimos, pero lo esperamos junto al micro. Centu corría de acá para allá, llamaba a la parroquia de Peñaflor, no estaba allí ni había llamado...
Después de varias horas, después del picnic con guitarreada que improvisamos en el Parque O´Higgins, Centu llamó a la parroquia en Buenos Aires... y allí estaba Pedro!! Se había perdido y los carabineros lo recogieron en una camioneta de gente perdida, lo llevaron al aeropuerto y lo mandaron en un avión a Buenos Aires, de modo que mientras nosotros lo buscábamos, él ya había llegado!!
De ahí en más, cada vez que lo vemos, le cantamos la cancioncita de Charly García: "no voy en tren, voy en avión, no necesito a nadie, a nadie alrededor..."